Nos tenían acorralados en la alameda, por atrás nos tiraban lacrimogenas , por adelante nos tiraban lacrimogenas, gente postrada en el suelo gritando por ayuda, nos tenían como animales ( oh dios por fin sé lo que siente un animal cuando está en el rodeo).
quince minutos antes : íbamos cantando , marchando, bailando, mientras las personas que viven en los edificios nos apoyaban con sus ollas, gente vestida de huemul, niños y sus padres, ancianos y extranjeros, si nos deteníamos levantábamos las manos.
El castigo se los merecen otros.
y en mi mente pasaba, en los medios de comunicación muestran el final, lo más podrido, para dejarnos como delincuentes.
sábado, 14 de mayo de 2011
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